Las fiestas clandestinas, o “teteos” continúan efectuándose de manera desenfrenada y sin medidas de seguridad y en franco desafío a las autoridades irrespetando horarios, causando violencia, intranquilidad y desasosiego en familias de los barrios del Gran Santo Domingo.
Tras finalizar las fiestas de fin de año, varias muertes se registraron en diversos lugares de la ciudad capital, fruto de las actividades callejeras, llevando luto y dolor a las familias que han sido afectadas.
En muchos de los sectores populares del Gran Santo Domingo la vida nocturna se mantene y algunos centros de diversión tenen sus puertas cerradas por la disposición de las autoridades, pero de alguna manera la gente se las ingenia para “gozar la vida”, con fiesta en los parqueos, calles, en las viviendas.
Innumerables son las denuncias de los residentes de los barrios quienes han reportado situaciones de intranquilidad para conciliar el sueño por los altos ruidos que producen las bocinas, en viviendas o los vehículos en las vías públicas.
Mientras que la impotencia por la desconsideración de vecinos o extraños se suma a la indiferencia de las autoridades, que en ocasiones hacen caso omiso a los reclamos de los moradores.
Las leyes 64-00 de Medio Ambiente; la 287-04 sobre Prevención, Supresión y Limitación de Ruidos Nocivos y Molestos que Producen Contaminación Sonora, modificada por la 90-19 y la Ley 42-01 de Salud Pública contemplan el derecho a dormir tranquilo, sin embargo su violación es constante por amplios segmentos de la sociedad.
