Moscú. — En medio de una frágil tregua unilateral declarada por el Kremlin, el presidente Vladímir Putin extendió este domingo un mensaje pascual a los fieles ortodoxos, elogiando el papel de la Iglesia Ortodoxa Rusa como bastión espiritual y, según analistas, como aliada política clave en el actual contexto bélico.
“La gran fiesta de la Pascua nos regala amor, esperanza, fe en la bondad y la justicia, y nos une en torno a los firmes ideales espirituales y morales”, expresó el mandatario en un comunicado oficial publicado por el Kremlin.
Más allá de las palabras espirituales, el mensaje adquiere un peso geopolítico considerable: Putin agradeció explícitamente la labor de la Iglesia, que desde el inicio de la campaña militar en Ucrania ha respaldado abiertamente la intervención rusa. No sólo ha justificado el conflicto, sino que el propio patriarca Kiril ha prometido la expiación de los pecados para los soldados rusos caídos en combate, legitimando teológicamente el sacrificio bélico.
Como parte de las tradiciones de Pascua, el presidente también felicitó personalmente al patriarca Kiril, máximo jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, a quien obsequió un simbólico huevo de Pascua decorado por él mismo, gesto que fue ampliamente difundido por los canales oficiales como muestra de cercanía entre el Estado y la institución eclesial.
Putin también asistió, como cada año, a la vigilia pascual celebrada en la majestuosa Catedral de Cristo Salvador, epicentro de la religiosidad ortodoxa en Moscú y escenario habitual de afirmaciones de unidad nacional en tiempos de crisis.
La confluencia de lo espiritual con lo político ha sido característica de la estrategia del Kremlin, especialmente desde la anexión de Crimea en 2014. La Iglesia Ortodoxa Rusa se ha convertido en un actor influyente en la narrativa oficial, sirviendo tanto de sustento moral como de vehículo de cohesión ideológica interna.
Mientras tanto, la tregua pascual anunciada por Moscú sigue siendo vista con escepticismo por las autoridades ucranianas y por parte de la comunidad internacional. Fuentes en Kiev denuncian que, a pesar del alto el fuego declarado, no se ha observado una reducción significativa de las hostilidades en algunas zonas del frente oriental.
La Pascua ortodoxa, que este año no coincide con la celebración occidental debido al calendario juliano, se convierte así no sólo en una fecha religiosa, sino en una oportunidad política cuidadosamente utilizada por el Kremlin para reforzar sus alianzas internas y proyectar una imagen de unidad moral frente al conflicto en curso.
