CIUDAD DEL VATICANO.– En una homilía cargada de crítica social y llamados a la transformación interior, el papa León XIV apeló al amor como único antídoto contra los grandes males que desangran a la humanidad, desde el egoísmo que rompe vínculos hasta los feminicidios y las guerras nacidas de la exclusión.
Ante más de 80,000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro durante el Jubileo de los Movimientos, Asociaciones y Nuevas Comunidades, el pontífice estadounidense centró su mensaje en la acción del Espíritu Santo, cuya revelación celebra la Iglesia en Pentecostés, y recordó a sus predecesores Benedicto XVI y Francisco.
“El Espíritu abre las fronteras y nuestra vida al amor”, expresó León XIV, citando a Benedicto XVI, quien dos décadas atrás advirtió que la Iglesia debía derribar barreras entre clases y razas, sin que nadie quedara olvidado ni despreciado.
LLAMADO A ROMPER LA FRIALDAD MODERNA
Pero el papa fue más allá: lanzó una crítica contundente al modelo de vida contemporáneo, donde las redes sociales han suplantado los vínculos humanos auténticos.
“En un mundo con tantas formas de socializar, estamos más solos que nunca. Conectados pero incapaces de establecer vínculos. En medio de multitudes, pero cada vez más desorientados y solitarios”, lamentó el pontífice.
En ese contexto, León XIV advirtió sobre una espiritualidad vacía si no se transforma el corazón humano. “Esa apertura que pedimos al mundo debe empezar ante todo dentro de nosotros”, sentenció.
MENSAJE CONTRA LA EXCLUSIÓN Y LA VIOLENCIA
El papa no evitó referirse a las heridas más visibles del presente, como los feminicidios, que mencionó explícitamente como expresión de una cultura que descarta al otro, lo cosifica y lo elimina.
En la misma línea, cuestionó la lógica de la guerra como forma de resolver los conflictos y reiteró que el Espíritu Santo “une los corazones y nos hace ver en el otro el rostro de un hermano”.
“Las diferencias no son causa de conflicto cuando el amor verdadero, guiado por el Soplo divino, reina entre los pueblos”, subrayó.
UN JUBILEO MULTITUDINARIO Y FESTIVO
Antes de la misa, León XIV recorrió la plaza en su papamóvil, bendiciendo a decenas de niños y saludando entre cánticos y vítores de “¡León, León!”. Según la Oficina de Prensa del Vaticano, fieles de más de 100 países —entre ellos España, México, Argentina, Brasil, Perú y Colombia— llegaron hasta Roma para este evento que reunió a los nuevos rostros de la Iglesia global.
En medio de banderas, pancartas y música, el papa volvió a insistir en su mensaje de fondo: la humanidad necesita menos pantallas y más compasión real. Menos discursos y más corazones abiertos.