Santo Domingo, República Dominicana – 16 de abril de 2025
Un análisis preliminar sobre las causas del colapso estructural de la discoteca Jet Set, elaborado por el ingeniero civil Piter Bonilla, concluye que la tragedia fue el resultado de una combinación de factores críticos, entre los que destacan sobrecarga estructural, efectos dinámicos por vibraciones constantes y un progresivo deterioro debido a acumulación de humedad.
El informe técnico de 20 páginas detalla que el inmueble, originalmente construido para funcionar como sala de cine, poseía una configuración estructural diseñada para cargas ligeras y espacios amplios sin columnas intermedias, lo cual se torna crucial al analizar su comportamiento frente a usos distintos al proyectado originalmente.
“Las imágenes previas al colapso evidencian la instalación de numerosos equipos pesados sobre la cubierta, como unidades de aire acondicionado industrial, generadores eléctricos, transformadores y tanques de agua, lo que generó una sobrecarga estimada en más de 4,000 kilogramos en áreas críticas del techo”, explica Bonilla.
El informe señala que la presencia de estos equipos no solo aportaba peso adicional, sino que también introducía vibraciones constantes, agravadas por el sistema de sonido utilizado en la discoteca. Estas vibraciones, combinadas con las condiciones de diseño original del edificio —cuya estructura utilizaba vigas pretensadas—, aceleraron un proceso de microfisuración progresiva del hormigón.
“El concreto pretensado es particularmente vulnerable a la fatiga cuando se expone a cargas cíclicas no previstas, como vibraciones mecánicas y acústicas, que progresivamente disminuyen su capacidad de resistencia”, destaca el ingeniero.
Otro factor clave fue la acumulación de agua en zonas deformadas del techo, lo que no solo añadió carga adicional sino que también favoreció procesos de corrosión interna y debilitamiento de los materiales estructurales.
La cronología técnica establecida por el análisis apunta a una falla progresiva iniciada por microfisuras, seguida por pérdida gradual de resistencia por humedad, fallos en elementos secundarios y, finalmente, el colapso súbito de la viga principal debido a una sobrecarga no contemplada en su diseño.
El informe concluye que los signos del deterioro podrían haber sido visibles meses o incluso años antes del colapso, en forma de fisuras, desprendimientos menores o deformaciones, pero posiblemente fueron ignorados o no se les dio la debida importancia técnica.
Bonilla recomienda que las investigaciones formales preserven adecuadamente los restos estructurales como evidencia técnica clave, y que el caso sirva como lección urgente sobre la necesidad de evaluar el uso de edificaciones antiguas, especialmente cuando se les asignan funciones diferentes a su diseño original.