Por: Rafael Guillermo Guzmán Fermín.
El “neronismo” fue catalogado como una ideología de grandes ambiciones -no es una teoría política- que surge, como una expresión que se refiere a las políticas y acciones asociadas con el cruel emperador romano Nerón Claudio César Augusto Germánico, quien gobernó durante 14 años despóticamente, desde el año 54 al 68 DC, que se caracterizó por ser un gobierno autocrático, excéntrico y despiadado, marcado por una serie de acontecimientos violentos y decisiones políticas polémicas que afectaron a la sociedad romana, sin importarle el sentimiento del pueblo.
Entre los más notorios actos del neronismo podemos destacar el gran incendio de Roma, acontecido en el año 64 DC que, de acuerdo con algunas fuentes históricas, fue iniciado por el propio Nerón. Otro acto de intolerancia lo vemos en la persecución de los cristianos, quienes se convirtieron en chivos expiatorios, para justificar el referido siniestro.
Pero aparte de estas y otras muchas barbaridades, Nerón también se caracterizó por su comportamiento errático, megalomaníaco, persecutor de opositores y, como si fuera una negación de su personalidad enfermiza, también fue notoria su afición por la música y el canto.
Hago esta breve introducción, para caer en la similitud de este cruel emperador y el Nicolás Maduro de Venezuela, no solo por las características coincidentes entre ambos, sino también, porque lo acontecido en las elecciones fraudulentas y antidemocráticas del pasado día 28, el dictador Nicolás Maduro ha “incendiado” a Venezuela, desatando a la vez una feroz persecución política de millones de ciudadanos que reclaman el respeto a la voluntad popular, además de culpar de injerencistas a los Estados democráticos del mundo, rompiendo unilateralmente las relaciones diplomáticas, incluyendo entre ellas, a nuestro país.
Todas estas bravuconadas autoritarias han ocurrido tan solo porque los gobiernos democráticos han solicitado que, como una medida de transparencia, legal y legítima, y evitar conflictos incendiarios, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), publique todas las actas, para un reconteo de votos, bajo la consabida expresión popular de que “actas matan votos”.
Esta expresión es utilizada para expresar la idea de que los hechos concretos y las acciones realizadas suelen tener más peso e influencia que las palabras vacías en el ámbito político. En otras palabras, sugiere que los ciudadanos tienden a valorar más las acciones concretas y los resultados reales de los políticos, antes que las palabras vacías, ya que la credibilidad y la confianza se ganan a través de hechos tangibles y no solo de retórica política.
En este contexto, es fácil predecir que las elecciones fraudulentas de Venezuela tendrán un impacto significativo en la democracia regional latinoamericana, entre las cuales podemos señalar las siguientes:
1.- Pérdida de credibilidad: este proceso electoral fraudulento contribuirá a minar la credibilidad en los procesos electorales en toda la región, pues cuando se percibe que un gobierno se mantiene en el poder a través de elecciones manipuladas, se socava la confianza en la integridad de todo el sistema electoral: más aún, cuando la gran mayoría de los países del mundo democrático han coincidido en que fueron elecciones engañosas, asimétricas, violatorias de los derechos humanos y antidemocráticas.
2.- Debilitamiento de la democracia: indudablemente, estas elecciones falseadas debilitarán los cimientos del sistema democrático regional, al instaurar un antecedente patógeno, que podría contaminar los principios democráticos fundamentales, como la libre participación ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas, especialmente, porque hace más de medio siglo, Venezuela fue el principal referente democrático, en una región latinoamericana compuesta mayormente por dictaduras.
3.- Impacto negativo en la gobernanza regional: la actual crisis venezolana está impactando en la estabilidad política y gobernanza regional, a tal punto, que el mismo presidente brasileño, Lula da Silva, se distanció del dictador Nicolás Maduro y su régimen, preocupado por una posible crisis migratoria en el continente sudamericano, la probable inestabilidad económica y la clara polarización política en Venezuela, la cual, de seguro, repercutirá en la región en su conjunto, especialmente, cuando los únicos regímenes que han apoyado a la autocracia de Maduro son las dictaduras las de Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua, lo que amenaza con una escalda hacia un conflicto internacional.
4.- Grandes desafíos para la diplomacia regional e internacional: el panorama político local ya escaló a la geopolítica internacional con las posibles interferencias en el proceso electoral venezolano de Cuba y China, escenario este, que de seguro generará grandes desafíos para la diplomacia regional, al plantear, no solo dilemas sobre cómo abordar esta crisis política, humanitaria y migratoria venezolana dentro de los principios democráticos, sino también, las denuncias sobre injerencias extranjeras en el proceso eleccionario.
Finalmente, creo que todos estamos de acuerdo en que la democracia es un valor fundamental que debe de ser protegido y promovido en todas partes del mundo, ya que, por mi formación doctrinaria de más de 30 años en la honrosa carrera policial, donde juramos proteger la Constitución de la República, la democracia y el libre ejercicio de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Vale recordar, que estando como oficial activo en todos esos procesos electores siempre estuvimos subordinados a la Policía Militar Electoral, y luego, desde la vida civil, estuve del lado correcto de la historia en defensa de nuestra Carta Magna, cuando se quiso modificar con las pretensiones de un gobierno querer perpetuarse en el poder, es por ello, que sabemos bien de la importancia de los procesos electorales libres, justos y transparentes, como cimiento de la construcción de sociedades equitativas, inclusivas, pacíficas y prósperas.
Por estas motivaciones cívicas, alentamos al pueblo venezolano, tanto los oficialistas, como a la oposición, a continuar con determinación, ecuanimidad y valentía, mantener encendida la llama de la esperanza y que, todos juntos, trabajen por un futuro mejor para todos los venezolanos, pues su perseverancia y lucha por la democracia servirán de ejemplo para el mundo y fuente de inspiración, para todos aquellos que creemos en la paz, la justicia y la libertad.
¡No queremos otra Roma incendiada, lo que necesitamos es paz!