Los Archivos Nacionales de Estados Unidos han comenzado a publicar una fracción de los aproximadamente 80,000 documentos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy, ocurrido en 1963. Hasta el momento, solo se han subido 1,123 archivos a la página web oficial, una cantidad significativamente menor a la esperada, considerando la orden ejecutiva firmada por el expresidente Donald Trump que prometía la liberación completa de la información.
La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, ha confirmado que aunque gran parte de los archivos ya fue desclasificada, solo una pequeña fracción está disponible en línea. Esto deja abierta la posibilidad de que se publiquen más documentos en los próximos días, aunque no se ha proporcionado un calendario claro al respecto. Trump había asegurado que los archivos serían entregados íntegramente y sin tachaduras, con el objetivo de ofrecer transparencia sobre un caso que ha generado teorías conspirativas desde su ocurrencia.
Los investigadores que han comenzado a revisar los archivos no han encontrado evidencia contundente que ponga fin a las especulaciones. La mayoría de los documentos publicados contienen informes de inteligencia sin procesar, incluidos detalles sobre investigaciones del FBI que no arrojaron pistas significativas, así como los intentos fallidos de la CIA para asesinar al líder cubano Fidel Castro.
Pese a esta apertura parcial, las teorías conspirativas sobre el asesinato de Kennedy continúan vigentes. Algunas versiones apuntan a la CIA, la mafia e incluso al vicepresidente Lyndon B. Johnson como posibles responsables. El propio Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente, ha sugerido en más de una ocasión que la CIA pudo haber tenido un rol en el magnicidio.
El asesinato de John F. Kennedy fue atribuido oficialmente a Lee Harvey Oswald, quien, según la Comisión Warren, actuó solo al disparar desde un almacén en Dallas, Texas, durante una caravana presidencial. No obstante, las dudas persisten debido a la desclasificación parcial y a la información restringida bajo razones de seguridad nacional que estuvo bajo la custodia de la CIA y el FBI por décadas.
A medida que más documentos se hagan públicos, la expectativa crece sobre si finalmente se revelarán datos que puedan esclarecer lo que realmente ocurrió el 22 de noviembre de 1963.