En una reciente conferencia de prensa, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, instó a la comunidad internacional a hacer todo lo posible para reducir las tensiones en Siria, al tiempo que advirtió contra la posibilidad de que algún país intente sacar provecho de la creciente inestabilidad en el país árabe.
“En todas nuestras conversaciones con los países de la región, seguimos instando a cada uno a utilizar cualquier influencia que tenga para presionar por una desescalada. No queremos ver a ningún país tratando de aprovecharse de la situación, de la inestabilidad en Siria”, afirmó Miller, destacando la preocupación de Washington por los recientes desarrollos en el terreno sirio.
Este llamado a la desescalada llega en medio de una ofensiva iniciada la semana pasada por una coalición respaldada por Turquía. El grupo, conocido como el Organismo de Liberación del Levante, logró en pocos días tomar el control total de la provincia de Idlib, un importante bastión opositor en el noroeste de Siria. Además, las fuerzas de esta coalición han avanzado en Alepo, la segunda ciudad más grande del país, así como en el norte de la provincia de Hama, lo que ha intensificado la violencia y aumentado la presión sobre las líneas del gobierno de Bashar al-Assad.
El Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, ha mantenido conversaciones con líderes de la región, incluida Turquía, en las que reafirmó la postura de su gobierno sobre la crisis siria. Blinken subrayó que el objetivo inmediato de EE.UU. es frenar la escalada de la violencia y proteger a los civiles y grupos minoritarios atrapados en el conflicto. Sin embargo, recalcó que la política estadounidense sigue siendo la misma: apoyar un proceso político serio y creíble para poner fin a la guerra civil que asola al país desde hace más de una década.
Sanciones Vigentes contra el Régimen de Al-Assad
En cuanto a la postura de Washington respecto al régimen de Bashar al-Assad, el portavoz Matthew Miller reiteró que las sanciones impuestas por Estados Unidos a Siria se mantendrán vigentes mientras el régimen de al-Assad no demuestre un cambio significativo en su comportamiento. “Nada ha cambiado con respecto a nuestra política. Al-Assad es un dictador brutal con sangre en sus manos, la sangre de civiles inocentes”, dijo Miller.
Además, el portavoz expresó su oposición a los esfuerzos de algunos países para normalizar relaciones con el régimen sirio. Si bien varios gobiernos en la región han intentado acercarse a Assad en los últimos años, Estados Unidos considera que estas iniciativas no son productivas a menos que el régimen sirio cambie su comportamiento. “Nos opusimos a esas medidas, porque no hemos visto ningún cambio en el régimen”, señaló Miller.
La Situación en Alepo y el Colapso de las Líneas del Régimen
En un comunicado emitido el pasado sábado, la Casa Blanca atribuyó la reciente toma de partes de Alepo por facciones rebeldes proturcas al rechazo constante del régimen de al-Assad a iniciar un proceso político según lo estipulado en la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que busca una solución política para el conflicto. Además, la Casa Blanca señaló que la continua dependencia de Siria de Rusia e Irán ha contribuido al colapso de las líneas de defensa del régimen en el noroeste de Siria, lo que ha facilitado los avances de las fuerzas opositoras.
Desafíos para la Comunidad Internacional
La situación en Siria sigue siendo compleja y de alto riesgo, con intervenciones de múltiples actores internacionales, incluidos los Estados Unidos, Rusia, Irán y Turquía. Mientras el gobierno de Assad se enfrenta a nuevas ofensivas y una creciente presión interna y externa, la comunidad internacional sigue dividida sobre la mejor manera de abordar la crisis.
Washington, por su parte, mantiene su apoyo a un proceso político que busque una transición hacia una Siria estable, pero sigue sin reconocer al régimen de Assad como parte de la solución. En este contexto, la presión internacional sobre el gobierno sirio y sus aliados sigue siendo una constante, mientras el pueblo sirio continúa soportando las consecuencias de una guerra que parece no tener fin.