POR: HEIDY GALICIA
A casi finalizar este año 2024, el sector de la salud de la Republica Dominicana enfrenta varias debilidades, incluyendo la falta de avances en la implementación de la atención primaria, la multiplicidad de instituciones que limitan la toma de decisiones, elevados costos en la atención, baja inversión del PIB y la ausencia de un sistema de monitoreo funcional.
Durante el resumen de fin de año hemos podido observar las precariedades del servicio de salud a nivel de atención sufren un deterioro progresivo que se refleja en déficit y baja calidad de los servicios sanitarios que el Estado debe garantizar a la población. Dicho deterioro es una muestra de la profunda crisis estructural y conceptual.
Esto deja como evidencia la necesidad que tiene el sector salud de que las autoridades trabajen de la mano con la comunidad en busca de soluciones que ayuden a mejorar las precarias condiciones en que funcionan los centros médicos del país; la salud debe ser reconocida como un derecho y no como un privilegio de minorías.
Además, la salud pública es verdaderamente deficiente, con alta mortalidad de pacientes, falta de equipos o medicamentos en los hospitales, debilidad en la atención y bajos niveles de calidad. Estas debilidades están relacionadas con el nivel de infraestructura, capacitación y la mala distribución de los recursos económicos.
El Ministerio de Salud Pública había informado que el sistema sanitario dominicano ofreció más de 40 millones de atenciones médicas en todo el país en el presente año y que continúa trabajando para mejorar significativamente el acceso a servicios de salud y ofrecer atención de calidad y humanizada a la población
