POR: HEIDY GALICIA
Apesar del complejo panorama de crisis que ha vivido el país en el último cuatrienio, las políticas públicas implementadas por el presidente Luis Abinader han contribuido a mejorar los principales indicadores de buen gobierno y a marcar un antes y un después en temas que han impactado positivamente la vida de la gente y la calidad de la democracia dominicana.
Y si bien es cierto que el presidente Abinader ha manejado un volumen presupuestario superior a otros gobernantes del pasado que no tuvieron que enfrentar una pandemia que paralizó una gran parte del mundo durante casi dos años y el impacto económico de un conflicto geopolítico que disparó el precio de la energía y trastornó la cadena de suministro del comercio internacional.
El éxito de su ejercicio no se ha basado solo en la gestión eficiente y racional de los recursos del Estado, sino en su capacidad para ponerse de acuerdo con los diversos actores de la vida nacional para abordar problemas comunes y generar soluciones efectivas bajo los principios prácticos de lo que José Francisco Peña Gómez definió como “gobierno compartido”.
Este poder de consenso y articulación ha sido un factor clave en el esfuerzo del estadista dominicano para alcanzar logros excepcionales en materia de gobernabilidad y gestión de crisis, resiliencia económica, independencia de la Justicia, continuidad institucional, control de la corrupción, descentralización y calidad del gasto público, justicia salarial, agua potable y saneamiento, seguridad ciudadana, ECT.
De entrada hay que convenir como una premisa medular que, contra todo pronóstico, el presidente Abinader concluyó su primer mandato constitucional con un notable desempeño en la gestión de los múltiples factores de crisis que afectaron al país durante los pasados cuatro años y con un extraordinario balance de realizaciones en los principales temas de la vida nacional.