El fenómeno sigue en expansión, con redes organizadas y apuestas millonarias
SANTO DOMINGO. – Las carreras clandestinas de motocicletas continúan proliferando en la República Dominicana, representando un grave peligro para la seguridad vial y desafiando los esfuerzos de las autoridades para erradicarlas. Estas competencias ilegales, que han evolucionado en una subcultura con estructuras organizadas, mueven grandes cantidades de dinero a través de redes de financiamiento y apuestas clandestinas.
Un problema que desafía la autoridad
Lejos de ser solo un acto de rebeldía juvenil, las carreras clandestinas han evolucionado hasta convertirse en una crisis de seguridad pública, con un alto costo económico y social. Aunque históricamente surgieron como una alternativa para quienes no tenían acceso a circuitos legales, hoy día su atractivo radica en la adrenalina y en las apuestas millonarias.
Según la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), en lo que va de año se han incautado más de 173 motocicletas utilizadas en estas actividades ilegales, en distintas provincias del país.
Estructuras informales y redes de apuestas
Aníbal Germoso, representante de la organización Accidente RD, ha advertido sobre la organización interna de estos corredores, quienes operan bajo códigos y acuerdos que les permiten mantener activas las competencias.
Por otro lado, un exmecánico de este mundo clandestino reveló que las motocicletas son modificadas de acuerdo a la exigencia de los corredores. “Me baso en los tipos de ajustes, me voy a lo más ligero con más potencia”, afirmó, evidenciando la seriedad con la que estos pilotos preparan sus vehículos.
Apuestas millonarias y recompensas para los corredores
El dinero en juego en estas competencias es otro factor que impulsa su permanencia. Fuentes del sector aseguran que las apuestas pueden alcanzar hasta 2 millones de pesos, y los corredores que logran ganar obtienen hasta un 20% de las ganancias.
Este entramado económico informal involucra a apostadores, financiadores y mecánicos especializados, consolidando una red de ingresos ilícitos que complica aún más la erradicación de este fenómeno.
Impacto social y seguridad pública
Las carreras clandestinas no solo representan un riesgo para quienes participan en ellas, sino que también afectan a peatones, conductores y residentes de las zonas donde se realizan. Muchos de los involucrados provienen de sectores vulnerables, donde estas competencias se convierten en una alternativa de entretenimiento y, en algunos casos, de sustento.
Las autoridades continúan reforzando operativos para frenar esta práctica, aunque los corredores siguen encontrando formas de evadir la ley, perpetuando una actividad que mezcla adrenalina, peligro y una economía ilegal en constante crecimiento.