Por Eduardo Martínez | Analista político
El escenario político dominicano continúa demostrando que es terreno fértil para lo inesperado, los giros imprevistos y las estrategias cuidadosamente calculadas. Un ejemplo de ello es el reciente movimiento que involucra a dos figuras clave del Partido Revolucionario Moderno (PRM): Eduardo “Yayo” Sanz Lovatón y Carolina Mejía.
Yayo, actual director general de Aduanas, ha recorrido el país de forma incansable como parte de su proyecto presidencial. Ha intentado posicionarse entre las bases del PRM con un discurso fresco, juvenil y con alto contenido institucional. Sin embargo, a pesar del entusiasmo y los esfuerzos, las encuestas no han reflejado un crecimiento significativo en su intención de voto. Esto ha encendido las alarmas en algunos sectores internos y ha levantado una pregunta inevitable: ¿está Yayo dispuesto a ceder su aspiración para apoyar otro proyecto dentro del partido?
La especulación tomó fuerza este martes tras la publicación de una imagen en redes sociales donde se le ve compartiendo un desayuno con Carolina Mejía, actual alcaldesa del Distrito Nacional y también aspirante a la candidatura presidencial del PRM. Aunque la foto fue presentada como un encuentro informal, en política ningún gesto es inocente.
Algunos interpretan esta imagen como un guiño hacia una posible alianza. Carolina, que goza de gran simpatía y respeto dentro del partido, podría estar sondeando la posibilidad de sumar a Yayo como parte de una fórmula que unifique sectores internos y potencie su propio proyecto con el respaldo de figuras jóvenes y con estructura nacional.
Por otro lado, también puede tratarse de una jugada estratégica de Yayo, quien, consciente de la difícil aritmética política que enfrentan sus aspiraciones, estaría buscando reposicionarse dentro del tablero del PRM, no necesariamente como cabeza de boleta, pero sí como pieza clave en una eventual coalición interna.
Ambas lecturas son plausibles. Lo cierto es que esta fotografía ha movido fichas, ha sembrado incertidumbre y ha generado una conversación inevitable: ¿es este el primer paso de una alianza Carolina-Yayo de cara al 2028?
En tiempos como estos, donde cada gesto cuenta y cada silencio comunica, lo sucedido entre Yayo y Carolina no puede verse como una coincidencia. En política, como en el ajedrez, a veces una jugada inesperada no busca jaque mate inmediato, sino reposicionar las piezas para la próxima partida.
