¿Puede la exposición a los antibióticos en la lactancia desencadenar asma en la edad adulta? La afirmación es el resultante de una investigación que se acaba de publicar en Immunity, que, además, apunta la causa de esa relación: en efecto (lo han adivinado), la explicación se encuentra en el microbiota.
Ben Marsland, de la Universidad de Monash, ha dirigido un equipo de científicos cuyo trabajo concluye que los antibióticos disminuyen los niveles sistémicos del ácido indol 3-propiónico (IPA), un metabolito producido por bacterias intestinales; el resultado es un daño mitocondrial prolongado que afecta a las células epiteliales de las vías respiratorias, lo que se traduce en mayor predisposición al asma.
En los últimos 40 años casi se ha triplicado el número de casos de asma, de acuerdo a datos difundidos por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Casi en el 80 % de los niños, la alergia desempeña un papel importante en el desencadenamiento del asma, continúa la sociedad científica. “Los alérgenos más relacionados con el asma son los ácaros del polvo, los pólenes, los epitelios de animales como perros, gatos, caballos, roedores y los hongos del ambiente”, difundían con motivo del Día Mundial de la Alergia, el pasado 8 de julio.
En muchos casos, indican desde la SEAIC, la evitación hace que desaparezcan prácticamente los síntomas, pues, como recuerdan, no existen medidas eficaces para evitar la aparición del asma, a excepción de eludir el tabaquismo durante el embarazo y las primeras etapas de la vida.
¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE MICROBIOTA, ATOPIA Y ASMA INFANTILES?
De ahí el interés en esta reciente investigación por ahondar en los vínculos que al parecer se establecen entre el entorno, el microbiota intestinal y el riesgo de atopia y asma infantiles.
De hecho, los lactantes con alto riesgo de atopia y asma “presentan una maduración alterada y retrasada del microbioma intestinal, con una producción reducida de ciertos metabolitos microbianos, como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), durante el primer año de vida”, escriben en este artículo. Y recuerdan que crecer en una granja se asocia a un menor riesgo de alergias y asma, “en parte por la maduración acelerada del microbioma intestinal y una mayor producción de butirato” (un ácido graso de cadena corta).
En estudios preclínicos se ha observado que la administración oral de butirato o de otro ácido graso de cadena corta, como el acetato, o bien seguir una dieta rica en fibra puede proteger a largo plazo de la inflamación alérgica de las vías respiratorias. A eso se suman los trabajos observacionales que muestran cómo el uso de antibióticos en el primer año de vida provoca un retraso en la maduración del microbiota intestinal, así como su alteración, si bien, en gran medida, vuelve a su estado basal después del tratamiento.
No obstante, exponen estos científicos, “los mecanismos que subyacen a la susceptibilidad a la enfermedad inducida por el uso precoz de antibióticos y las oportunidades potenciales para las intervenciones preventivas o terapéuticas siguen sin explorarse”.
Por ello, destacan sobre su hallazgo que “el ácido indol 3-propiónico (IPA) es un candidato para la prevención de la inflamación alérgica de las vías respiratorias en los primeros años de vida”.
Los investigadores consideran que la molécula producida por bacterias intestinales podría ensayarse como un tratamiento sencillo, en forma de suplemento dietético, para prevenir el desarrollo de la enfermedad en niños con riesgo de asma.
“Sabemos que el uso recurrente de antibióticos en los primeros años de vida altera el microbiota intestinal sana de una persona y aumenta el riesgo de alergias y asma. Hemos descubierto que una consecuencia del tratamiento antibiótico es el agotamiento de las bacterias que producen IPA, reduciendo así una molécula clave que tiene el potencial de prevenir el asma”, afirma el profesor Marsland.
EN MODELO MURINO
En un experimento con ratones que tenían predisposición a desarrollar asma, descubrieron que, cuando se le administraba antibióticos a una edad temprana, los ratones eran más susceptibles a la inflamación alérgica de las vías respiratorias inducidas por el ácaro del polvo doméstico, hecho que duraba hasta la edad adulta.
Dicha susceptibilidad se mantuvo a largo plazo, incluso después de que el microbioma intestinal y los niveles de IPA volvieran a la normalidad, lo que pone de relieve que la función de la molécula es especialmente importante en las primeras etapas de la vida.
El trabajo se completó con una administración a los ratones de un suplemento del metabolito en los primeros años de vida.
Así comprobaron en este modelo animal que con el suplemento evitaban desarrollar la inflamación alérgica de las vías respiratorias inducida por los ácaros del polvo doméstico en la edad adulta.
Fuente: El Mundo