Por Luis Hernández
Cada 31 de mayo, el mundo conmemora el Día Mundial Sin Tabaco, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para concienciar sobre las devastadoras consecuencias del tabaquismo y promover acciones para dejar de fumar.
Abandonar el cigarrillo es una decisión que genera beneficios desde los primeros minutos, y su impacto positivo se acumula con el tiempo en términos de salud, economía y calidad de vida.
EL CAMBIO COMIENZA EN MINUTOS
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A los 20 minutos: se reduce la presión arterial y disminuye el ritmo cardíaco.
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A las 12 horas: los niveles de monóxido de carbono en sangre descienden a valores normales, mejorando la oxigenación.
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Entre 2 semanas y 3 meses: mejora la circulación y aumenta la capacidad pulmonar.
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De 1 a 9 meses: se regeneran los cilios pulmonares, lo que disminuye la tos y las infecciones respiratorias.
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Al 1 año: el riesgo de enfermedad coronaria se reduce a la mitad.
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A los 5 años: disminuye el riesgo de varios tipos de cáncer y de sufrir un accidente cerebrovascular.
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A los 10 años: el riesgo de morir por cáncer de pulmón se reduce un 50%.
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A los 15 años: el riesgo de enfermedad cardíaca se iguala al de alguien que nunca fumó.
UN DESEO COLECTIVO FRENADO POR BARRERAS
Según la OMS, más del 60% de los fumadores adultos expresan su deseo de dejar de fumar, pero muchos enfrentan barreras para acceder a tratamientos efectivos y apoyo profesional. La disponibilidad de terapias de cesación tabáquica sigue siendo limitada, sobre todo en países de ingresos bajos y medios.
UNA OPORTUNIDAD PARA ACTUAR
Este Día Mundial Sin Tabaco es una invitación a tomar conciencia y actuar. Dejar de fumar no sólo mejora la salud del individuo, sino que también alivia la carga sobre los sistemas de salud pública y protege a quienes conviven con fumadores.
Fumar mata. Dejarlo salva vidas. Y nunca es tarde para empezar.